La incomodidad y el dolor (I&D), que pueden manifestarse tanto física como emocionalmente, no son algo malo. De hecho, pueden ser una herramienta poderosa para la transformación.
Muchas veces, nuestra primera reacción es utilizar nuestros recursos para enmascarar o distraernos del dolor, en lugar de usarlo como un escalón hacia una mayor salud y conciencia.

La incomodidad y el dolor son la manera en que tu cuerpo (ya sea físico, energético o espiritual) te pide que te detengas y prestes atención a lo que está sucediendo dentro de vos o en tu entorno.

Cuando te tomás un momento para pausar, preguntar y observar qué hay allí, te abrís a un nuevo mundo lleno de posibilidades.
Aprendés sobre vos mismo y desarrollás una conexión más amorosa y comprensiva contigo, con los demás y con el mundo.
En cierto sentido, cuando trabajamos a través de nuestra incomodidad y dolor, nos volvemos más abiertos y conscientes.

4 Pasos para convertir la Incomodidad y el Dolor en tus mejores aliados:

1. Sentir:
Buscá un lugar tranquilo y permitite sentir las sensaciones en tu cuerpo.

2. Preguntar:
Abrí tu mente a las posibilidades:
— ¿Qué hay allí?
— ¿Por qué está allí?
— ¿Qué necesita?
Escribí las respuestas (esto puede ayudarte). No trates de modificar lo que escuchás, sé honesto.
A veces te sorprenderá descubrir lo que tu cuerpo realmente necesita.

3. Actuar:
Hacé lo que te fue pedido en el paso anterior. Incluso si parece tonto o pensás que no va a funcionar.
La conciencia es mucho más sabia de lo que solemos creer.

4. Soltar:
Después de actuar, soltá cualquier conclusión o expectativa sobre el resultado final —sobre lo que te gustaría que ocurriera.
Esos deseos provienen de tu entendimiento actual, de tu “yo” presente, que simplemente quiere detener el dolor.

Pero a veces, eso no es lo que nuestro ser superior necesita para crecer y evolucionar.
Este es el momento de apoyarte en la fe de que todo se resolverá de la mejor manera posible, mientras soltás la creencia de que sabés cuál es esa mejor manera.